La Magosta de Sierrapando

Una caperucita roja de tres años. Un grupo de 'perro flautas'. Dos abuelas debajo de una higuera. Uno de Bárcena de Pie de Concha llamado 'Rafael'. El alto y el bajo del 'Dúo Sacapuntas' y la Dorothy de 'El Mago de Oz' con sus zapatitos escarlata. Todos ellos, componen el insólito elenco de personajes que se mueve al ritmo de 'Sultans of Swim' de Dire Straits y bajo la batuta de Marcos Bárcena y Miguel Cadavieco. El antiguo componente y co-fundador de Luétiga y Atlántica, y el rabelista discípulo de Chema Puente, toman este y otros clásicos del rock como 'Sweet Home Alabama' para fundirlos magistralmente con temas del folclore cántabro e hilarantes letras propias.

"La mi tierra pasiega,
la quesada y el sobao,
si los mojas en el vaso,
se chupan todo el ColaCao".

La noche tibia facilita la reunión. En una esquina del parque infantil, que ha sido habilitado para la magosta, se amontonan en mayas de plástico rojo hasta 250 kilos de castañas, y una cadena humana -de niños, padres, adolescentes y jubilados- serpentea varias decenas de metros esperando el turno para recoger su paquetuco caliente. En lo alto, por encima de las cabezas, Bob Esponja, triunfante e hinchado, reclama la atención de los chiquillos con sus promesas de revolcones, caídas y saltos imposibles. La barra del bar -en la que sirven refrescos y cerveza fría- con decenas de personas arremolinadas, cierra por la izquierda la escena. En el centro, en sillas de plástico de jardín color verde, los más afortunados contemplan el espectáculo en primera fila. El resto se distribuye de forma anárquica dejándose acariciar por las sombras y el ambiente general que tiene algo de aquelarre.
 
Si este papel pudiera traernos los ecos de la noche, lo haría con un runrún narcótico pero a la vez, vibrante, y con la borrachera que crea en los sentidos la vida a media luz. Pero, sobre todo, lo haría con las risas de la gente interrumpiendo, descaradas, las coplas de Cadavieco y la guitarra contundente de Bárcena. Sus voces y su música -a medio camino entre lo folclórico y lo moderno-, sabiendo convertir en atractivo lo que a los más jóvenes puede sonar a trasnochado, obró magia.
La Magosta de Sierrapando me generó anoche una sensación indescriptible de comunión, de ritual secreto en el que el único misterio fue cómo se fundieron todos los ingredientes para que el público se entregara a estos dos artistas y al deleite descuidado de dejarse llevar.

Me encantó anoche ver a esa niña pequeña, en su abriguito bermejo, como una caperucita roja. A los dos cuñados -alto y bajo, flaco y rizoso- el 'Dúo Sacapuntas' en palabras de Cadavieco. A la señora de mocasines acharolados rojos, la Dorothy de la velada. A 'Rafael' el de Bárcena de Pie de Concha -centro de los chascarrillos y las coplas-. A los perroflautas de tres carreras, seguidores acérrimos de los artistas. Y a las abuelas de debajo de la higuera, con su birra fría y sus ojos brillantes de jovenzuelas. Me encantó ese ambiente general de disfrute en el que todos nos dejamos engatusar por la música y la tradición. En el que, durante un par de horas, reunidos por la costumbre ancestral de la magosta y guiados por dos flautistas de Hamelin del folklore cántabro, olvidamos para recordar que todos disfrutamos con 'lo nuestro'. Distintas generaciones, distintas personas, distintas condiciones y apetencias, unidos para disfrutar y celebrar.

Las fotos que os dejo están hechas con el móvil, por eso, la calidad no es la mejor. Pero me cogió desprevenida como suele suceder con los mejores momentos ;)) La actuación de Marcos Bárcena y Cadavieco sobra decir que fue magnífica.

 




 
 
 






Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Lo estábamos esperando, era inevitable, con o sin Sweet Home Alabama del sobao, pero después de "apañar castañas" tendría que llegar la magosta "pa" comerlas... ¡Ya conocemos tus debilidades! jajaja
    Gracias, otra vez

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  3. ¡Y vaya si las comí! jajajaja Aunque este año no ha habido la abundancia de otros años. Un abrazo, compañero!!!

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